Domótica, Internet de las Cosas, home connect, electrodomésticos inteligentes, smart speakers… Estos conceptos, que hasta hace poco sólo se escuchaban en las viviendas más exclusivas, se están extendiendo a numerosos hogares. A falta de robots que se ocupen de las tediosas labores cotidianas -y ya hay pequeños ordenadores que aspiran el polvo-, las casas se están dotando de “mayordomos virtuales” a través de dispositivos que automatizan multitud de funciones, integrando la tecnología con el control de la calefacción, la iluminación, la seguridad, etc., y haciendo más fácil, económica y sostenible la vida de las personas. La primera pregunta que surge tiene una clara respuesta: sí es rentable tener una casa domótica.
El Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) se va haciendo común en las casas. Se trata de lograr que los aparatos se autogestionen al máximo y de manera interconectada, como si formaran un organismo vivo. Además, resulta cada vez más fácil: ya no es necesario instalar una compleja centralita domótica. Es posible usar los altavoces inteligentes como centros de control de los elementos conectados de la vivienda.
Eso sí, hay que observar, ante la gigantesca oferta en el mercado, que el altavoz inteligente sea compatible con los diferentes gadgets que tenga que gestionar, ya que hay multitud de marcas y protocolos; y también asegurarse de que “hablen” y “entiendan” el castellano, puesto que algunos sólo trabajan en inglés.
Los aparatos ya empiezan a “colaborar” de forma coordinada y aprender algunas rutinas. Por ejemplo, que al decir en voz alta “ya estoy en casa” al volver del trabajo, como si fuera un “ábrete sésamo”, se enciendan a un tiempo una serie de luces básicas, empiece a sonar música en streaming, se active la calefacción o el aire acondicionado si es preciso, o se suban las persianas -según la época del año y si no estaba programado antes-… Del mismo modo, es posible dar una orden general al salir, para que se apaguen lámparas, la televisión, que baje la temperatura de la calefacción, cerrar puertas electrónicas… todo a la vez y sin tocar un botón, sólo con una orden de voz.
Se trata del presente, no de ciencia ficción. Diferentes compañías tienen desarrollos que coordinan las numerosas apps que gestionan los distintos sistemas domóticos que trabajan en una misma vivienda, de modo que se conecten entre sí y puedan manejarse desde el smartphone o la tablet, convertidos en mando a distancia (con lo que también es posible dar las ordenes mediante voz). De hecho, quien está pensando comprar o alquilar una vivienda ya empieza a encontrarse con algunos de estos elementos en los anuncios, junto al número de dormitorios, el tipo de calefacción o la orientación de la casa,
Para resumir los usos más frecuentes, estas son algunas de las funciones que ofrece la “revolución de los electrodomésticos”:
Altavoces inteligentes
Uno de los últimos dispositivos en llegar pero que más se ha generalizado es el altavoz inteligente, uno de los regalos estrella de las pasadas Navidades. En 2018 se vendieron más de 100 millones de smart speakers en todo el mundo, según estimaciones de la consultora Strategy Analytics.
Los gigantes de Internet han realizado grandes inversiones para lograr que estos dispositivos se conviertan en herramientas indispensables para controlar, a través de la voz, otros aparatos con los que dominar, a su vez, la luz, la televisión, sistemas de seguridad, cámaras o termostatos, e incluso duchas conectadas. En torno a estos altavoces (Google Home, HomePod de Apple, Amazon Echo, etc.), numerosas marcas están creando miles de gadgets y complementos para el hogar, que funcionan de manera integrada.
Mucho más allá de servir para escuchar música, se le puede pedir al smart speaker inteligente que ponga en la televisión el siguiente episodio de una serie, sin pulsar el mando a distancia o, para quienes andan peor de memoria, que envíe avisos, (“recuérdame que pague el IBI” o “recuérdame que riegue las plantas”).
Incluso, un altavoz inteligente puede ser muy útil en la cocina como teléfono en manos libres para atender una llamada cuando se está cocinando -con la voz, sin manchar el smartphone, claro- y activar mientras un temporizador o un timbre de alerta para que no se queme la cena. Incluso, si al dueño se le presentan por sorpresa unos amigos y no sabe qué puede preparar, pedir recetas en Internet.
Cableado
Algunas de las viviendas más avanzadas incorporan, junto a una central domótica, el cableado necesario para distribuir la señal de televisión, de Internet o telefónica por cada una de las habitaciones, más segura, aunque las opciones wireless también están avanzando progresivamente.
Calefacción y refrigeración
La domótica contribuye a tener la casa a la temperatura deseada, cálida en invierno y fresca en verano, evitando pagar en exceso en la factura de energía.
Se puede activar a distancia la calefacción o el aire acondicionado con una app o utilizar una programación, encendiendo y apagando los aparatos de forma rutinaria según horarios o actividades, en función de la climatología, regulando la temperatura de cada estancia, etc. Es decir, encender la calefacción desde el móvil durante el viaje de vuelta de esquiar si hace mucho frío, o el aire acondicionado unos cuantos kilómetros antes de llegar, para encontrar la casa fresca al abrir la puerta tras las vacaciones de verano.
Hay que recordar que dejar encendida la calefacción todo el día representa un 70% más de consumo (y de gasto) que si se enciende al llegar a casa y un mal uso del aire acondicionado puede aumentar la factura de electricidad de una vivienda hasta en un 30%.
Centralita domótica
Algunas viviendas incorporan estos dispositivos, cada vez más avanzados, con los que programar y automatizar diferentes aparatos, ya sea desde un navegador web o una app. También en este caso gestionan detectores de humo o de agua, envían alertas si un intruso entra en el domicilio, permiten vigilar a distancia la casa a través de cámaras que transmiten en tiempo real, o programar el encendido de luces y la subida y bajada de persianas, para simular durante las vacaciones que la casa está habitada, etc.
Control personal
Una función más de los home connect: integrar la domótica con aplicaciones que ayudan a controlar el sueño, el peso, etc., combinadas por ejemplo con aparatos para hacer ejercicio, recibiendo informes diarios en el móvil.
Electrodomésticos
La domótica exige tener electrodomésticos de última generación, con conexión WiFi, y la mayoría de las marcas disponen de modelos con esta opción. Así, es posible poner en marcha la lavadora, el horno o el lavavajillas a través del dispositivo móvil y desde cualquier lugar.
Los electrodomésticos conectados permiten recibir un aviso en el smartphone cuando el programa del horno ha finalizado, si se ha quedado abierta la puerta de la nevera, cuando falta sal o abrillantador en el lavavajillas, o ver la cantidad de comida que queda en el frigorífico para saber cuándo es el momento de hacer la próxima compra.
En breve, también enviarán información sobre posibles averías y los datos necesarios para realizar un correcto mantenimiento, lo que debería ayudar a que los electrodomésticos duren mucho más tiempo en buenas condiciones.
Iluminación
En torno a la iluminación también existen diferentes soluciones aplicadas al hogar con las que obtener una mayor comodidad. Por ejemplo, apagando luces de casa desde el móvil si se quedaron encendidas al salir a la calle. O controlar el color o el tono, o efectos durante una fiesta en casa. Incluso, hay mecanismos que optimizan el consumo energético en base a los datos almacenados y memorizan necesidades por espacios. A la vez, estas opciones favorecen un importante ahorro en la factura mensual de electricidad, igual que ocurre con los electrodomésticos.
Persianas y toldos
Al instalar un sistema domótico en las persianas o en los toldos, éstos subirán o bajarán en función de la luz o del calor que reciban del sol en cada momento, de modo que se aprovechará más la energía en el interior de la vivienda. También, en este caso, hay formas manuales de modificar a distancia las instrucciones a través de una app, si las previsiones cambian, o dejar que el sistema optimice cuándo considera mejor que suban o bajen y se extiendan toldos o recojan, en función de los gustos de quienes habiten cada casa. Lo puede hacer también según la climatología, de manera individual o todos a la vez, etc.
Un buen uso de los toldos puede reducir hasta un 60% la demanda de refrigeración en los meses de verano, igual que resulta primordial bajar las persianas durante el día en aquellas fachadas en donde incida el sol.
Seguridad
La seguridad de la vivienda es otro terreno en el que ayudan los aparatos conectados, pudiendo mejorar el control a nivel remoto. Lectores de llaves electrónicas, sensores de movimiento, sistemas de vigilancia con circuito cerrado de televisión, alarmas de detección de humos o de agua o sensores de apertura por contactos magnéticos son ya soluciones a día de hoy instaladas en muchas casas.
En la práctica, se traduce en poder controlar la instalación desde el móvil o la tablet, estando en el hogar o a distancia, con la tranquilidad de que todo está en orden.
Smart TV
Otra opción que avanza es que las Smart TV se conviertan en el centro de control de los aparatos “inteligentes” de la vivienda, en lugar de usar el móvil o el altavoz inteligente, con una interfaz más visual.
Pero no hay que olvidar que son muchas las grandes compañías que están llevando a cabo desarrollos propios: Samsung ha creado SmartThings, un ecosistema domótico basado en sus propios electrodomésticos y dispositivos; LG ha hecho lo propio con su solución SmartThinQ; Philips tiene su propia implementación de Assistant… Esto recuerda a la “guerra del vídeo”, cuando pugnaban los sistemas VHS, Beta y 2000, o la más reciente entre Android e IOS y la “batalla” entre los sistemas operativos de los ordenadores, con lo que habrá que observar aún si alguno de estas tecnologías acaba dominando el mercado.